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jueves, 26 de enero de 2017

El Runner Al Sol

 


 El Runner al Sol, Peligro hay un hombre con muletas suelto o Como estar lesionado y no suicidarse con los cordones de las zapatillas


Cualquiera de estos títulos sirve para dar encabezado a otro insulso Post de lamentos y quejidos, lloriqueos y pataletas varias. Podría haber elegido  algo; más llamativo, mas radiante o mas Cool, en inglés por ejemplo como My day to day , The Runner in the sun o Run or die, pero no, hoy me gusta más este estilo realista para decir quién soy como estoy y no lo que quisiera ser o parecer. Hoy no me siento muy “Cool”!!
   Como se puede deducir por mis palabra hoy es otro día de esos de tremendo aburrimiento donde ya no me sacian ni los libros, ni las ruidosas obras de debajo de mi casa, ni siquiera el nuevo curso a distancia  de Cocina sobre dos muletas al que me he apuntado voluntario en un alarde de gallardía. Nada de nada, quizás podría probar con la TV pero de momento creo que la seguiré dejando apagada (tampoco estoy tan mal).
Y es por este aburrimiento  por lo que me he sentado hoy frente al ordenador para escribir este puñado de tonterías y sandeces, y así  dejar plasmado para la posteridad como pasaba un día cualquiera recuperándome de una lesión de rodilla.
Comencemos pues.
  Mi día no comienza como un día cualquiera al uso, comienza de forma traumática a las 7 de la mañana. El móvil de mi querida Manuela es poseído por algún tipo de virus telemático y cada 5 min emite una percutora musiquilla;  innocua para ella,  pero yo termino dándole gracias a Dios por no haberla dotarla  del don de leerme los pensamientos.
Tras ese trauma inicial el trascurso de tiempo que va desde que me siento en la cama, paso por el baño y termino en la cocina preparándome el desayuno es algo que al final terminare grabando en vídeo y subiendo a YouTube, tiene que ser jodidamente gracioso verme agarrado a las muletas medio dormido  pegándome golpes por el pasillo como una gran bola de acero dentro de un Pinball.
   Mas tarde cuando finalmente la puerta de casa se cierra dejándome solo, aún resuenan los ecos de la matutina batalla con los niños;
 -levantaros ya chicos!
 -5 minutos más papa!
 -tomate el desayuno!
 -te has peinado hoy?
 -pero bueno aun estas así?
 -llegareis tarde!!!....
 Después de unos segundos, el silencio inunda la casa acompañado de un escalofrío y llega el momento de decidir hacia donde quiero huir apoyándome en las muletas para encontrar un refugio y no dejar que el fantasma de la mente me triture. Fue en los primeros días  de mi baja cuando ese refugio lo encontré en una obra y volé hasta Afganistán para ver de cerca la crudeza de la guerra y sufrir con sus más terribles consecuencias Y las montañas hablaron. Regrese de ese viaje con ganas de historias de la calle y de la clase obrera inglesa,  trasladándome  hasta el Nottingham de 1959 para por 2ª vez sentir La soledad del corredor de fondo. Tanta realidad me hizo  cerrar los ojos y perderme en lo más profundo de la selva amazónica para vivir aventuras lejos de tanta miseria, y terminé buscado La ciudad de las bestias de la mano de Isabel Allende . Pero cada día la práctica y los continuos viajes temporales dentro de mi cabeza me han proporcionan una destreza mayor a la hora de resolver sus tramas, y a pesar de que hago algunos stop&go (toma palabro Cool) para echar un vistazo a alguna red social compartir mis tontunas y penas, y responder las preguntas de aquellos que se interesan por este alma de Runner en pena, me sigue faltando tiempo que ocupar horas en la mañana.
Fue por eso el órdago y la osadía del “Curso de cocina sobre muletas” a distancia, para dé vez en cuando salir de El laberinto de los espíritus entre Barcelona y Madrid y pasar un rato entre fogones al más puro estilo Arguiñano pero cambiando los chistes malos por instrucciones precisas de mi Manuela vía Whasap.
Al final, a pesar de que más de uno me diga;
–Donde vas loco??
–En busca de los cachorros al colegio!!!
 salgo a la calle y tiro de mi cuerpo porque prefiero que me duelan los brazos antes que perder la puta cabeza de estar en casa metido.
Por las tardes las horas se hacen más llevaderas, nos sumergirnos conjuntamente en; las maravillas de la naturaleza o las complicadas matemáticas además del inglés. Repasamos; vertebrados, invertebrados, mamíferos, el aire, el agua, decimales, aproximaciones y estimaciones  o verbos imposibles en esa lengua tan “Cool”, y además de aprender muchas cosas el tiempo pasa rápido.
   Y poco a poco el día se rinde prácticamente igual que el día anterior sin nada excitante que relamer. El rato de la cena sucede entre risas y sonrisas de bocas melladas o llenas de salpicante comida, que al fin y al cabo me alegran el alma y me cargan la pila.
Antes de meterme en la cama justo cuando el silencio regresa a la casa paso por el último trago del día, el ultimo escozor.  Me pincho como toro bravo la banderilla de Heparina para no tener complicaciones por tanto tiempo sin poder apoyar la pierna.
 En la calma de mi cama pienso  y medito al igual que el gordito barbudo ese…el San Juan (no el bautista…el otro, el ultradeportista ) que Vivir es la polla, y me gustaría gritarlo a los cuatro vientos, quizá no hagan falta tantas frases motivadoras ni tanto consejo espiritual.  Pero  lo que si son necesario son tener metas a las que afanarse y por las que levantarse motivado cada mañana… aunque sea gracias al despertador de mi Manuela!!.




Y esto es a grandes rasgo y mucha palabrería el resumen del día a día de un Runner que pasa muchas horas al Sol.