Para la
mayoría de los que leáis estas líneas ya será demasiado tarde, os conozco a la mayoría
y estáis metidos hasta el cuello y sin posibilidades de escapar de este
despiadado hechizo. Esto va dirigido a modo de advertencia a todos aquellos que
estáis empezando a tontear con esto del correr.
¡Existe un gran Mal!
El conjuro de este gran mal debió de entrar en
nuestros cuerpos en la mayoría de los casos durante uno de esos entrenos tras
un (amanecer, atardecer, tormenta de verano, eclipse, primera nevada del año,
noche de luna llena…) y ahí empezó todo.
Sin dudas en
las manos de aquel loco Alquimista que un día macero la formula maldita, debían
de encontrarse todo tipo de sustancias que fuesen atraídas por la Serotonina, la
Endorfina o la Dopamina. Gracias a esas sustancias atraídas por estas hormonas sería
muy fácil dejar la pegajosa amalgama junto a cualquier calle, camino, senda o
pista forestal a la espera de aquel pobre aprendiz de Runners despistado e
inocente, que pasase por allí disfrutando de ese momento único en el que creyese
ser la única persona sobre la faz de la tierra y no sospechase que en su cuerpo
había penetrado uno de los peores venenos conocido por la humanidad.
Si tienes
suerte sus efectos más corrosivos tardaran años en consumir tus entrañas, pero
ya empezarán otros antes a dar la cara a pesar de que tu no los notes, o que lo
niegues. De pronto notaras un tic de tu cuello que se girara compulsivo hacia
tu muñeca, tu rutina del sueño cambiara y los fines de semana una fuerza
extraña te sacará de la cama a horas antes impensables, llegaran los dolores,
pero a pesar de ello siempre los justificaras y acudirás a curanderos que por
mucho que intenten pinchar o estrujar el demonio que llevas dentro siempre, más
tarde o más temprano regresaran.
En
definitiva, estas jodido. Pero eso no es todo, el lado más duro de este hechizo
llegara el día que te pares, el día que por mucho que tú quieras y que la
ponzoña que llevas dentro te oprima las entrañas sea físicamente imposible dar
un paso más. Ese día, ese día mostrara su lado más cruel y despiadado para el
que fue preparado. Al despertarte una hora antes de irte a trabajar ¡te tendrás
que volver a acostar con lo que ello conlleva y con sudores fríos! el espejo se
encargara cada mañana de arruinar tu día con la horrible imagen de esa lustrosa
cara rosada donde antes hubo unos afilados y marcados pómulos. Las mañanas
invernales -2º, las tardes veraniegas de 39º a la sombra y tu sentado en ese cómodo sofá tapado con una
manta como un anciano o tumbado en el verde césped de la piscina cual grasiento
León Marino, ¡diossss como sufrirás…!
Tu mecanismo
de defensa, la propia lucha de supervivencia de tu cuerpo la rebelión de tu ego
más profundo te llevara a noches de insomnio sentado frente al ordenador
visualizando viejas fotos de aquellos días de gloria y que a pesar de ser solo
eso, recuerdos, terminas compartiéndolas en tus redes sociales. Bien para no
dejar de ser el Runner postureta que fuiste y que nadie se dé cuenta de que
estas parado, o bien para ver si alguna de aquellas palabra (Maquina, Crack,
Grande…) que te escribían tus “Follower” contiene el antídoto y rompe el
hechizo como el dulce beso de una princesa aliviando lo que tú crees que será tu
muerte.
Pero no, no
existe antídoto. He comprendido que la única forma de paliar sus efectos o por
lo menos de los más dañinos sea surtirle de eso paro lo que fue creado, la
endorfina, la dopamina y la serotonina. Así de sencillo, ser Feliz es la una
manera de combatirlo.
Por eso te digo
amigo, No Te Hagas Runner, no se te ocurra, no te pongas esas mallas y salgas
mañana a correr, no quedes con nadie hechizado que te diga que solo va a ser un
trote por la montaña para ver amanecer desde la cumbre, di NO.